jueves, 29 de mayo de 2008

Premio al Mejor Vino de Maceración Carbónica

El misterio del vino azul
'Luberri', un tinto de año producido por Florentino Martínez, recibe el premio al Mejor Vino de Maceración Carbónica

La Rioja asistió hace unos pocos años a una batalla terrible. El desembarco de los grandes bodegueros y la compra de uva a los cosecheros tradicionales a precios astronómicos alteraron para siempre el sutil universo del vino. Los pequeños productores, que vendían por cántaras a sociedades, bares y bodegas, dejaron de poner en el mercado sus vinos del año, tintos frescos y afrutados, sin crianza ni madera, que eran una de las maravillas distintivas de La Rioja. Recuerden, en 1999 se llegaron a pagar 400 pesetas por cada kilo de uva, provocando un terremoto en los hábitos productivos de La Rioja y abocando al vino joven a la desaparición.El bodeguero Florentino Martínez Monje (57 años), nacido en San Vicente de la Sonsierra y criado en Elciego, ha resistido esas ofensivas para tratar de devolver las cosas a su ser. Especializado en vinos jóvenes (aunque también produce vinos de guarda y autor), Martínez acaba de conquistar con su 'Luberri' el Premio Opus Wine al Mejor Vino de Maceración Carbónica 2007, un galardón que distingue a los caldos elaborados a la antigua usanza, sin despalillar (es decir, las uvas fermentan junto a los raspones). 400.000 botellas anualesMartínez Monje, camarero de crío en el famoso 'Metro' de Portugalete y socio fundador de la cooperativa Artadi, produce 400.000 botellas anuales en su bodega de Elciego, de las que la mitad corresponden al frutal 'Luberri'. Es un vino sorprendente, «rico y sano», como gustan de decir los riojanos que gastan esta clase de caldos a diario, en sus casas. «Se puede asegurar que fermentamos cada grado en el lagar de forma independiente. Los rompemos y los movemos. Lo importante de este método es que la fermentación -explica- se produce siempre en líquido y con presencia de anhídrido carbónico». El gas carbónico (el del temible tufo que a punto estuvo de acabar con Florentino cuando era un crío de 4 años) es el responsable de la aguja, de esa chispa que presentan los vinos de año y que, con tanto orgullo, mantienen los bodegueros en sus lagares (¿recuerdan la escena del cosechero moviendo con un vaso la superficie de su lagar de cemento o piedra para llenarlo con el fresco y burbujeante vino del año? Eso casi ya no se ve). 'Luberri' conserva parte de esa historia y por eso es peculiar. De tonos muy morados, hay ocasiones en que el vino adopta tonos azulados, como de piel de endrinas o aranes. «Soy defensor del vino joven; se puede tomar a cualquier hora y es sano. Pero no crea que es fácil de hacer. La maceración carbónica precisa de más mano de obra y es más delicada. Se trata de sacar todos los aromas de la fruta y todo su color en unos pocos días. Y, de paso, evitar que el raspón transmita al vino sus sabores herbáceos», subraya Florencio Martínez. «Es un vino con sabor a flores, a fruta roja y acidito», presume. «Lo principal es tener buenas uvas. Para este vino usamos lo primero de la vendimia, lo que cogemos entre el 30 de septiembre y el 5 de octubre. Luego es fundamental controlar la temperatura de fermentación en las cubas de acero inoxidable», señala. Martínez aconseja tomar su Luberri (de 13º) a una temperatura de entre 12º y 14º, en una copa «limpia y grande». Para que se vea bien el color azul.

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