viernes, 6 de marzo de 2009

Valle del Jerte, sabores de antaño

Zona de gran atractivo turístico, el Valle del Jerte ofrece a quien lo visita una gastronomía muy variada elaborada con productos autóctonos pero de manera sencilla. El clima benigno con el que cuenta, su tradición ganadera y la riqueza de sus ríos constituyen un indudable atractivo para quien desee visitar este lugar.

El espectáculo de los cerezos en flor por estas fechas contribuye a incrementar la belleza de esta tierra. Escondido tras la Sierra de Gredos y con un microclima de temperaturas moderadas, el Valle del Jerte se constituye como un lugar privilegiado.

Su gastronomía, austera y sin complejidades, conserva reminiscencias de las recetas de antaño elaboradas con productos de temporada, tanto agrícolas como ganaderos, y es famosa por los derivados del cerdo, las carnes de cabrito, el cochifrito, la morcilla de calabaza y la patatera, los vinos de pitarra, las castañas, la miel y sobre todo, las cerezas.

Su cocina se elabora con productos sencillos. El Jerte cuenta con una gran tradición ganadera. Pueden encontrarse recetas que han ido variando en sus ingredientes con el paso del tiempo, debido entre otras razones a la trashumancia del ganado desde la dehesa extremeña hacia la meseta castellana, que ha servido para intercambiar productos y transmitir los matices gastronómicos de otras comarcas. Un ejemplo son los platos a base de oveja y cabrito.

Pueden encontrarse gran variedad de recetas con patatas como ingrediente principal. Esto es debido a que solían cultivarse en la zona y constituían un plato barato dentro de la alimentación cotidiana.

En ensaladas y sopas, desde las "patatas revolcás", con pimentón, ajos y aceite, típica de los días de matanza, hasta las patatas en escabeche, pasando por el "rebozao", típico de Semana Santa, en el que el escabeche anterior se cambia por una salsa caliente acompañada de huevo rebozado y bacalao desalado, sin olvidar patatas guisadas como los "rublacones" o las "patatas aborregás".

Recetas consistentes
En primavera, una estación donde todavía pueden aparecer días fríos, se aprecian los potajes de garbanzos con arroz y bacalao y los hornazos rellenos de embutidos, plato que suele degustarse los domingos de Pascua. Son típicas de la matanza la sopa de cachuela, hechas con pan y sangre de cerdo y las morcillas patateras, surgidas a raíz de la aparición de este tubérculo americano en España.


No hay que olvidar las migas del Jerte
, distintas de las de otras zonas porque además de pan candeal con pimentón, pimiento y chorizo, se añaden patatas fritas para darles más consistencia.


También es famosa la ensalada de invierno, con naranjas, aceitunas negras y aceite de oliva, o la ensalada de naranjas con ajo, pimentón, aceite y vinagre, así como el caldo cano -también llamado "sopa del pastor"- elaborada a base de pan, leche y un refrito con ajo. Durante la época de la vendimia, es costumbre elaborar sopas de tomate acompañadas de uvas.

Tanto las carnes como los pescados tienen una surtida representación en la cocina del Valle del Jerte. Es típico preparar "riles de cabrito", una chanfaina de menudillos aderezada con cebolla y pimientos pochados, "tasajos" o carne de cabra seca, calderetas de cordero, cabrito asado, cuchifritos de cochinillo o guisos de conejo. Las carnes suelen ir acompañadas de setas, producto típico de la zona.

Los ríos y embalses proporcionan excelentes truchas, otro de los ingredientes base de su gastronomía, que pueden degustarse tanto escabechadas, como fritas, asadas, al tomillo o al moje.

Dulces y licores
El microclima del Jerte permite el desarrollo de numerosos frutales, entre los que destaca la cereza, seguida de las peras, ciruelas, higos frambuesas, moras y grosellas. Muchos de sus postres están ligados a las celebraciones religiosas como los turrillos de miel, los "sapillos de leche", unos buñuelos con leche y azúcar o las "bollas de chicharrón", un bollo dulce con anís.

Por Todos los Santos se sale al campo para asar "calvotes", castañas asadas en hogueras realizadas al efecto; en Navidad se degusta la "sopa dulce", hecha con pan frito, almendras, manzanas, aguamiel, todo ello asado en un recipiente de barro, y de febrero son típicos los "huesillos", con huevo y harina fritos, o las "cañas", un dulce tipo tirabuzón que se fríe utilizando un molde de palo de caña.

Los aguardientes y licores del Valle son uno de los productos de mayor prestigio de la gastronomía extremeña, realizados con un proceso de destilación de frutas que es modélico y único en España. Este proceso se basa en la fermentación ecológica de la fruta, la destilación artesanal en alambique y la ausencia total de colorantes y aromatizantes.

La tradición cuenta que es costumbre que no falte en la matanza del cerdo el aguardiente y el "licor de gloria", una antigua preparación obtenida tras mezclar la flor del mosto, aguardiente de uva, granos de café, manzana y hierbas del campo. Quien se acerque a la zona también puede degustar el "vino de pitarra" o el típico "vino arropao".

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