jueves, 7 de febrero de 2008

La Guía Campsa dedica un especial a la cocina extremeña


La cocina extremeña, un banquete de tradición

La tierra extremeña es afortunada por la variedad y calidad de los productos que ofrece y que configuran una cocina natural y austera, ausente de adornos, pero llena de sabor y carácter. Las tradiciones y estilos de vida seculares, todavía presentes en la región, han configurado una gastronomía sencilla y de marcada influencia rural en la que subsisten recetas centenarias como las migas extremeñas, la caldereta o los repápalos.

Extremadura es, a pesar de que mucha gente lo desconoce, una de las regiones españolas más ricas en hogos y setas. Desde el Boletus edulis a la Amanita cesarea, pasando por los níscalos, setas de cardo y champiñones silvestres, toda la variedad posible de estos deliciosos alimentos se da en las dehesas extremeñas. En esta temporada también se prepara un plato exquisito a base del hongo que llaman “criadillas de tierra”, y que posee un delicado aroma y sabor similar a la trufa blanca.
Con la próxima llegada de la primavera también entran en las cocinas los primeros productos de la huerta, como los afamados cardillos silvestres que se preparan en tortillas, guisados en caldereta o rehogados con ajo y pimientos.

Pero en la temporada invernal que todavía disfrutamos, los platos estrella de la gastronomía de Extremadura son las carnes y especialmente la de vacuno criado en la dehesa. Un ganado alimentado exclusivamente en estos prados y que posee una carne de marcado sabor y personalidad. Los platos de caza comparten también el protagonismo de la cocina mientras dura el invierno. Toda la región es rica en caza mayor (venado o jabalí) y menor (conejo, la perdiz, la liebre, la paloma, la codorniz o las tórtolas). Todas estas carnes se preparan de múltiples formas como en cocido, asado, a la parrilla, en escabeche o estofado.

Extremadura es rica en productos únicos de esta tierra merecedores de su propia denominación de origen. Exquisitez entre las exquisiteces son los derivados procedentes del cerdo ibérico alimentado de bellota y hierba de la dehesa extremeña, con el jamón como rey indiscutible y sus derivados como los chorizos, lomos, tocinos o morcillas.
En los pueblos de la Vera, que se extienden junto a los regadíos que circundan el río Tiétar, se produce el afamado pimentón de la Vera. Conocido en toda la comarca como el “oro rojo” es un condimento indispensable de la gastronomía nacional y procede de los pimientos que se cultivan en esta zona cercana a Cáceres y dotada de un microclima ideal para su producción.
Otro gran producto que da la tierra extremeña son las cerezas del Jerte, fruto que se recoge de los cerezos llegado el verano y cuya floración en primavera atrae cada año a miles de curiosos por su gran belleza. Su pulpa roja, crujiente y su carne dulzona hacen de esta fruta una de las joyas de la gastronomía extremeña.
Comparten también el “reinado” con los quesos derivados de la leche de oveja que se producen en la Serena, y en la zona del Casar, junto a Cáceres. Ambos son una verdadera delicia y su sabor intenso y cremosidad los hacen idóneos para degustar en solitario, si acaso con un poco de pan, o como ingrediente de suculentas recetas.

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