jueves, 23 de octubre de 2008

Cocinar con frutos del bosque



Sabrosos, de atractivo aspecto pero, sobre todo, muy saludables, los frutos del bosque tienen infinidad de propiedades beneficiosas, entre ellas su aporte de flavonoides, compuestos antioxidantes que retrasan el envejecimiento de las células.

El consumo de frutas constituye uno de los pilares de la dieta mediterránea y aporta múltiples beneficios al organismo. Sin embargo, no todas las frutas contienen los mismos efectos positivos y, en este sentido, los frutos del bosque ocupan uno de los primeros puestos por las propiedades que contienen.
Ya desde la Antigüedad, estos frutos se aprecian por su escasez, su delicadeza, sus colores y su sabor agridulce que sintoniza perfectamente con platos de caza, además de su idoneidad para elaborar tartas, confituras, jarabes o licores.
Los frutos del bosque suelen ser bayas junto a otras variedades como las fresas que se cultivan de manera industrial. Contienen una alta cantidad de antocianinas, unas moléculas de la familia de los flavonoides que son las responsables de que posean sus característicos colores rojos, azules y violetas y son ricos en antioxidantes. Estas antocianinas aumentan en los frutos a medida que éstos maduran, por lo que no conviene comerlos verdes.
Ricos en vitamina C
Fresas, frambuesas, arándanos, grosellas, moras … Cada una de estas variedades cuenta con su propia temporada. Las fresas son las primeras en aparecer en el mes de marzo. Están compuestas casi en su totalidad de agua y cuentan con una gran riqueza vitamínica, sobre todo en vitamina C, una característica común con el resto de frutos del bosque. Hacia el mes de junio aparecen las pequeñas fresas silvestres, aromáticas y refrescantes, que cuentan también con sales minerales y vitamina B. Las frambuesas suelen tener una cosecha en verano y otra en otoño y se caracterizan por sus propiedades diuréticas.
Entre verano y otoño aparecen las moras, ricas en fibra y de sabor dulce cuando están maduras. Además contienen una cantidad destacable de ácido fólico y vitamina E. Sus hermanas pequeñas, las zarzamoras, crecen entre septiembre y octubre y aunque son de menor tamaño poseen más vitaminas. De hecho, están indicadas en caso de afecciones de boca y garganta.
En cuanto a las grosellas - muy empleadas como elemento de decoración - aportan distintos nutrientes y sabor a las comidas, en función de que se elijan rojas, negras, verdes o blancas. Se disponen en racimos y son ricas en calcio y potasio. Otra especie son los arándanos, cuya época se sitúa hacia mediados de verano, aunque pueden encontrarse en el mercado durante todo el año. redondos y oscuros, se presentan en racimos y su sabor agridulce está presente en muchos platos. Es también una fuente de fibra y vitamina C. Están entre las frutas con mayor poder antioxidante, asociado con un aumento del DHL o colesterol bueno, un factor que disminuye las posibilidades de sufrir problemas cardíacos.
Por otra parte, los arándanos contienen ácido quínico, una sustancia que impide que determinadas bacterias se adhieran a las células epiteliales del tracto urinario, previniendo de esta forma las infecciones y evitando que se formen cálculos. Además reducen los índices de azúcar en sangre y el riesgo de arteriosclerosis, la acumulación de grasas en las arterias que es la principal causa de enfermedades cardiovasculares.
Combinaciones
Estas sabrosas piezas pueden degustarse solas o, en el caso de fresas, frambuesas o fresones, aderezadas con azúcar, nata fresca, zumo de naranja o algún licor. También se suelen incluir en ensaladas con otras frutas, en tartas o se cuecen para hacer crema dulce. Si se van a manejar frambuesas o fresas silvestres conviene hacerlo con mucho cuidado porque son muy delicadas y es preferible no lavarlas.
En cuanto a los oscuros arándanos, suelen comerse en mermelada, tartas o bien su sabor algo agrio se combina en crudo con nata y azúcar. Las grosellas resultan un poco agrias para comer solas, pero resultan perfectas como base de jaleas y almíbares o bien para acompañar aves o caza. Su variedad negra suele dejarse en maceración para elaborar el licor de cassis. Si se deja secar, se utiliza en repostería con la misma finalidad que las pasas.

No hay comentarios: